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28 feb 2017

EL PIMENDÓN Nº 152 OCTBRE-DICBRE








Nuestro patrimonio cultural

Pedro Oliván

Voy a intentar desarrollar y compartir con nuestros lectores de El  Pimendón unas reflexiones y consideraciones sobre este concepto tan complejo como es  el de “patrimonio cultural”, que entraña  las señas de identidad en la vida de cualquier  comunidad humana organizada.
Las  señas de identidad de Robres son múltiples y valiosas y evidencian, sin duda,  la existencia y pervivencia de un vigoroso patrimonio cultural.
Iglesia parroquial Nª Sª de la Asunción
Cruz procesional










Un patrimonio cultural que venimos desentrañando en nuestro periódico El Pimendón  ya desde su nacimiento hace ya 28 años en sus más de 6.000 páginas, con la tarea continuada de conocerlo, descifrarlo, valorarlo y darlo a conocer.
Para aproximarnos ya al tema voy a utilizar un concepto más claro como es el de “patrimonio familiar”.


El patrimonio familiar viene constituido por el conjunto de bienes  muebles e inmuebles que nos legan nuestros padres o nuestros antepasados en la forma en que ellos y las leyes determinan.
En el patrimonio cultural hablamos, sin embargo,  de un conjunto de bienes culturales, de carácter material o inmaterial,  que nos dejan y transmiten nuestros antepasados sin determinación alguna y en base a nuestras vivencias y convicciones colectivas. Son las formas de vida, las costumbres, los festejos, las tradiciones populares de nuestro pueblo que perviven en el tiempo de forma similar o diferenciada a otros pueblos sin que apenas nos demos cuenta de ello.
Mas la clave y el fundamento de este conjunto de actividades reiteradas que constituyen nuestro patrimonio cultural es que tienen un carácter colectivo: fueron nuestro antepasados quienes las recibieron, las conservaron, las disfrutaron y recrearon. Y somos ahora nosotros quienes las encontramos, conservamos, disfrutamos y vamos recreándolas colectivamente también.
¿ De qué patrimonio cultural y de qué bienes culturales estamos hablando?. Permitidme hacer una relación bastante aproximada de cada uno de ellos, aun a riesgo de omitir involuntariamente alguno importante:
Tambor de piedra
  1. Como bienes culturales materiales (arqueológicos, arquitectónícos, artísticos, etnográficos, naturales e históricos) están el Conjunto arqueológico del Castellazo, las ruinas de San Blas el viejo, las casetas y parideras en nuestro monte, los tambores de piedra, los grabados del abrigo de las Peñas en San
    Ruinas de San Blas el Viejo
    Gregorio declarado BIC por el Gobierno de Aragón, nuestra iglesia parroquial con la cruz procesional, ornamentos litúrgicos bordados y las pinturas mudéjares pendientes de restauración, el edificio del Ayuntamiento (Granero de las primicias), las trincheras de la guerra civil, el Museo Etnológico y su fondo de enseres, herramientas y aperos de nuestros antepasados, el vedau.
    Dance de Embajadores
  2.  Como bienes culturales inmateriales: el Dance de Embajadores, las romerías a la Virgen de Magallón en el monte de Leciñena y a San Gregorio, las hogueras, la matacía *, las fiestas patronales de invierno y de verano *, la liturgia y costumbres religiosas *  como Todosantos, las novenas y celebraciones festivas de algunos santo/as y denominaciones marianas, las capillas itinerantes por las casas, la argolla de San Blas. (Destaco con  asterisco * aquellas que están sufriendo transformaciones)
  3. Otras recientemente desaparecidas como las enramadas de los quintos el 1º de Mayo, las rondas de los mozos a las mozas en las fiestas, la esquillada nocturna en la boda de los viudo/as, la bendición de las casas y recogida de huevos el lunes de Pascua.... 
Gaita de boto restaurada


A partir de estas consideraciones cabe ahora plantear algunas reflexiones sobre qué podríamos hacer, qué deberíamos hacer y qué estamos dispuestos a hacer colectivamente con nuestro patrimonio cultural. Y cuando digo colectivamente quiero decir que se haga de forma abierta a la participación voluntaria de los vecino/as interesado/as, con el respeto a lo aportado por quienes nos han precedido en el pasado y con el compromiso de darlo a conocer y legarlo a nuestros sucesores.
Vivimos tiempos de transformaciones profundas y rápidas en un sociedad globalizada que nos pueden onubilar y confundir en la identificación y defensa de valores sociales, culturales, políticos o económicos. Transformaciones vertiginosas que nos pueden generar contradicciones personales entre lo emocional, lo cultural, lo económico y lo político difíciles de resolver y de adoptar una postura personal clara.
Museo Etnológico
Pero como ya he dicho antes, nuestro patrimonio cultural es múltiple, variado y valioso en su conjunto, a pesar de que no tengamos algo de transcendencia singular a nivel regional o nacional. Pero son nuestros bienes culturales, nuestras señas de identidad y como tales debemos saber valorarlos.
Museo Etnológico


Desde la Asociación Cultural El Pimendón venimos trabajando en este objetivo de investigar, dar a conocer, mantener y transmitir nuestro patrimonio cultural  en estos 28 años de existencia  siendo muy conscientes  de que sería una labor infructuosa si no estuviese compartida por la inmensa mayoría de los vecinos y vecinas de Robres tanto a  nivel individual como a nivel institucional de Ayuntamiento, Parroquia y Asociaciones, que es donde radica ese sentimiento colectivo tan peculiar de Robres.
    



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 ROBRES EN EL PASADO
Julia Justes Floría.  Arqueóloga




Poder reconstruir el pasado de una comunidad humana, sus inicios, evolución, la búsqueda del lugar más adecuado para garantizar su sustento y protección… es el objetivo de la arqueología. En este breve acercamiento al pasado de Robres y su territorio vamos a conocer los diferentes lugares que eligieron para vivir. Y para ello me basaré en el conocimiento que tenemos de varios yacimientos arqueológicos situados tanto en la Sierra como en el llano que se extiende a sus pies.






Julia Justes

El punto en el que hemos localizado los restos más antiguos pertenecientes a un grupo humano más o menos estable que pobló el sector oeste de la sierra de Robres es un cerro de acusadas pendientes, situado junto a san Blas el Viejo, denominado la Loma de Oto. En este lugar, un pequeño grupo de agricultores/cazadores estableció un poblado de cabañas circulares dentro del contexto cultural de la última fase del calcolítico y primeras etapas de la Edad del Bronce (2000 - 1500 a d C)[1].

Linea de tiempo








Linea de tiempo de los principales yacimientos arqueológicos en el T.M. de Robres

Avanzando en el tiempo, el segundo lugar en el que hemos observado restos arqueológicos dentro de lo que hoy es el término de Robres es un cabezo de superficie plana y fácil defensa denominado el Muidor. Sobre el cabezo, cercano a la balsa de la Sierra, se adivina un poblado de casas rectangulares, adosadas unas a otras, con una balsa central, todo ello protegido por muralla y foso exterior. Las diferencias respecto a la Loma de Oto son muy importantes. La primera, y fundamental, su cronología, ya que el hábitat del Muidor es casi mil años más reciente. La segunda diferencia es el periodo de vida de los poblados, en la loma de Oto el poblado fue ocupado durante un periodo largo de tiempo. En el caso del Muidor nace y se abandona en un único contexto cultural: la primera edad del Hierro, en torno al 500-400 a d C.

Muy diferente es el caso del Castellazo, cuyas primera cabañas se construyeron en la misma época que las del Muidor, pero que sus buenas condiciones de defensa, proximidad a territorios de caza y terrenos cultivables hicieron que el Castellazo tuviera una “vida” mucho más larga.


La etapa más antigua que hemos identificado en el cerro del Catellazo y sus alrededores es un pequeño conjunto de cabañas en la ladera este del cerro. Estas gentes se enteraron en el cementerio que se encuentra junto a la balsa, y para ello construyeron tumbas de unas características concretas: el difunto era incinerado y sus cenizas depositadas en una urna que a su vez se colocaba en el interior de una estructura circular o cuadrada que se cubrirá por un montículo de tierra a modo de túmulo, todo ello delimitado por un sencillo muro de pequeñas piedras irregulares. Hoy, 2500 años después de realizar estos enterramientos, los túmulos han desaparecido por la erosión y solamente conservamos los círculos o cuadrados de piedras que protegen las urnas con las cenizas de los difuntos. Este ritual de incineración que perduró hasta la etapa romana en todo el valle del Ebro (siglo III d C) parece ser una costumbre venida del otro lado de los Pirineos, se difundió siguiendo el curso de los ríos Segre y Cinca, adentrándose hasta la tierras de Monegros, siendo el Castellazo un hito interesante en la difusión de este rito funerario. En 1975-76, un equipo dirigido por Vicente Baldellou excavó varios de los túmulos del Catellazo. Durante varias décadas los resultados de esta excavación han sido un referente en Aragón para el conocimiento de las características de la cultura de los “campos de urnas” de Monegros[2].






Panel informativo colocado en el Campo de urnas (Necrópolis)

Por suerte la Asoc. cultural el Pimendón se ha preocupado de preservar esta necrópolis, colocando hace una decena de años un vallado protector y recientemente un cartel que destaca el interés cultural del yacimiento del Castellazo.

El dato que hace diferente y de gran interés histórico al Castellazo es que fue ocupado en diferentes fases culturales. Las poblaciones de la primera edad del hierro adoptaron nuevos usos y costumbres propios de los grupos de cultura ibérica que poblaron estas tierras entre los siglos III - I a. d C. En esta fase la población eligió para levantar sus cabañas un terreno llano que se extiende al N de la vieja necrópolis. Pero además continuaron habitando en el puntiagudo cerro. En el que construyeron murallas y otras estructuras que aseguraran su protección.

Tras la llegada de los romanos y la paz por ellos impuesta (S. I d C), ya no es primordial la defensa de los poblados, por ello y aunque es posible que un pequeño grupo humano continuara viviendo a los pies del cabezo del Castellazo, entre los siglos I y III d C la población prefiere instalarse en pequeñas granjas, situadas en terreno más o menos llano que permitían la explotación agrícola del territorio que las rodeaba. Hasta cinco de estos enclaves, se distribuyen de forma regular por la tierra llana que se extiende al este de la Sierra: Alecones, Camino de Senés, Loma de la Cofradía, Piscopa y Plan de Burro. Es decir a partir del siglo I d C, se abandona la Sierra y la población se desplaza hacia el llano, en un hábitat disperso y sin ningún afán defensivo.


Situación de los yacimientos más destacados de Robres. 





No será hasta la etapa altomedieval andalusí (siglos VIII al XI d C.) cuando la pugna entre los diferentes grupos de cultura musulmana primero, y posteriormente entre estos y los cristianos, ocasionaron una etapa fuertemente militarizada, obligando a la población a buscar de nuevo refugio en la Sierra y en concreto en el Castellazo. De esta etapa alto medieval la atalaya del Castellazo conserva una cisterna de hormigón en la parte superior y algunos fragmentos de vasijas dispersos por la ladera sur.

Todavía es una incógnita cuando se estableció de forma definitiva la población en el actual Robres. Es posible que sobre los restos de una antigua villa (granja) romana, posteriormente reconvertida en almunia musulmana, se construyera “Robres” con la población que abandona la Sierra, ya de forma definitiva, en torno al siglo XII. Solamente la arqueología tiene solución a esta incógnita, y su respuesta es otra historia…
Como vemos el término municipal de Robres guarda en su territorio las huellas de su pasado, os invito a conocerlo pero siempre desde un profundo respeto hacia las huellas de nuestros antepasados. Observad, mirad y tocad vuestra historia pero aseguraros que tras vuestra visita todo se quede como estaba. Una comunidad que valora y preserva su pasado da muestra de su riqueza cultural, haciendo a esa comunidad única e irrepetible.



[1] Todas las fechas mencionados en este artículo, menos las que aporta la necrópolis del Castellazo, son orientativas puesto solo tenemos un conocimiento superficial de estos yacimientos


[2] (V. BALDELLOU, J.L. MAYA (1993) "excavaciones en la necrópolis de el Castellazo (Robres, Huesca)". Homenaje a Miguel Tarradell, Barcelona. pp. 397 (editado))





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EL ARTE MUDÉJAR EN LOS MONEGROS

CARLOS RODRÍGUEZ SÁNCHEZ

Casi todo el mundo a lo largo de su vida habrá oído hablar del arte mudéjar. Y más en Aragón, donde tenemos los bellos ejemplos de las torres-campanario de Teruel y de la Aljafería y la “parroquieta” de la Seo en Zaragoza. ¿Y en nuestra comarca? ¿Podemos encontrar algún ejemplo del arte mudéjar? La respuesta es sí, claro que sí.
Quizá, ahora, les asalte la duda, pero, ¿quiénes eran estos mudéjares y qué fue lo que hicieron? Pues bien, los mudéjares fueron las personas de religión musulmana que decidieron quedarse a vivir en las tierras de la península ibérica, a pesar del proceso de conquista y posterior dominio cristiano que abarcó gran parte de la Edad Media española. La misma palabra “mudéjar” deriva del vocablo árabe “mudayyan” que significa: “Aquel a quien han permitido quedarse”.  Por lo tanto, el arte mudéjar es una mezcla de los estilos arquitectónicos europeos de la época: románico, gótico y renacentista, con los materiales y estilos decorativos musulmanes. Este arte es un fiel reflejo de los siglos de convivencia pacífica entre los cristianos y los musulmanes hispanos, no todo en la época fue guerrear y saquear.
En Aragón fueron una comunidad enorme, se dice que llegaron a ser un 10% de la población total del reino. Se establecieron principalmente en las vegas de los ríos Ebro, Jalón y Jiloca. Pero también llegaron hasta nuestros Monegros, donde dejaron su huella en al menos diez pueblos y en once construcciones religiosas. Casi todas ellas situadas en la parte sur de la comarca, extendiéndose a ambos lados de la Sierra de Alcubierre. Para situarlos en el tiempo, he de decir, que vivieron en la península ibérica desde el año 711 al 1609. Aunque en Los Monegros su periodo de acción fue menor y más tardío, entre los siglos XIV y XVII.                                                    
Los mudéjares vivían en aljamas o morerías, que eran unos barrios exclusivos para la población de religión musulmana. No estaban marginados, ya que mantenían una gran relación comercial con los cristianos y con los demás musulmanes que vivían a orillas del mar Mediterráneo. La profesión mayoritaria de los mudéjares era la de hortelanos y labriegos, pero, bien es sabido, que eran unos expertos artesanos en los campos del cuero, del metal, de la cerámica y de la madera. Aunque si por algo destacaron los mudéjares fue por su estilo constructivo, porque eran unos grandes maestros de obras y unos albañiles muy aplicados.
La norma habitual en el arte mudéjar fue el empleo de materiales “pobres” en sus construcciones. El ladrillo fue su material por excelencia, lo usaban tanto para los elementos constructivos, muros y pilares, como para la decoración. Uno de los ejemplos del uso del ladrillo, lo tenemos muy cerca, en las torres de las iglesias de Alcubierre y Torralba de Aragón. También utilizaban el yeso, la cerámica y la madera como elementos decorativos. Aunque en Leciñena se da el curioso caso de la torre de su iglesia, que fue construida en yeso y enlucida en ladrillo, aunque está es una gran excepción y curiosidad dentro del mundo mudéjar.  
Para los mudéjares la decoración era muy importante. No era algo que sirviera para rellenar, o como complemento. Todo lo contrario, la decoración era la esencia de su arte. Decoraban cada rincón de sus construcciones, sin apenas dejar un hueco. Hay cientos de tipos de decoraciones mudéjares. Las cuales podemos resumir en tres grandes grupos: formas geométricas, vegetales y caligráficas. En Los Monegros vamos a encontrarnos básicamente con la decoración conocida como “paño de rombos”, donde una serie de rombos del mismo tamaño forman una cenefa. La decoración que hallamos en Los Monegros es toda exterior, con algunas excepciones, como la iglesia de Robres o la de Castelflorite donde si localizamos decoración interior pintada.
Como he remarcado antes, no hace falta salir de nuestra comarca para deleitarnos ante las construcciones mudéjares, porque existe en diez de nuestros pueblos. Encontraremos mudéjar en la ermita y en la iglesia de Perdiguera, y en las iglesias de Leciñena, Alcubierre, Torralba de Aragón, Robres, Poleñino, La Almolda, Valfarta, Bujaraloz y Castelflorite. No son iglesias mudéjares al completo, porque como en todo edificio antiguo han ido sufriendo diferentes remodelaciones. Este es el caso que ocupa a la iglesia de la Asunción de Robres, que pese a estar construida originariamente en mudéjar del siglo XIV, el más antiguo de todos Los Monegros, fue recubierta en el siglo XVIII por una reforma neoclásica que ocultó todas sus preciosas decoraciones. Dentro del mudéjar monegrino destacan las torres de Alcubierre y Torralba de Aragón, por su belleza y por ser arquetípicas del estilo mudéjar. También son dignas de mención las yeserías que encontramos en la iglesia de Bujaraloz y en la ermita de Perdiguera. Mientras que en Castelflorite, La Almolda, Valfarta y Robres podemos presenciar unas preciosas decoraciones pintadas con motivos geométricos y vegetales.

Si este artículo ha despertado su interés y quiere conocer más acerca del mudéjar en Los Monegros y en Aragón, les recomiendo visitar la página web: www.aragonmudejar.com. Aunque para una mejor experiencia, les invito a visitarlas en persona. ¡Nuestros Monegros merecen mucho la pena!
Decoración de paños de rombos, típica del  mudéjar monegrino



Torre iglesia de Leciñena, siglo XVI.


Torre de la Iglesia de Alcubierre, siglo XVI.


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Halloween
Ruth Capistros
La tarde del pasado 31 de octubre las calles de Robres se llenaron de pequeñas brujas, vampiros, hombres lobo y todo tipo de criaturas de la noche, que con el conjuro de "truco o trato" fueron llenando sus calabazas de caramelos...gominolas....

¡Era Halloween!


Este Halloween fue muy completo. Comenzamos la tarde con un taller del maquillaje, todo aquel que quiso completar su disfraz de Halloween con un buen maquillaje se acercó y fue maquillado.















































A continuación, una actividad titulada: “Magia o brujería”: los niños llegaban al laboratorio de un científico-brujico muy peculiar, el cual había recibido el encargo de preparar unos ingredientes para unas brujas.  Fueron 6 experimentos basado en reacciones químicas sencillas, pero simulando que preparábamos ingredientes extraños: pis de hada( fluidos de diferentes densidades y colores), ojos saltarines de sirena tuerta(bolas que se saltan en el agua cuando echamos una pastilla efervescente), nieve del desierto maldito(el polímero de los pañales  es un polvo y al mojarse aumenta muchísimo su volumen y tiene una textura similar a LA NIEVE), baba de ogro(slime preparado con cola y bórax), leche de lombriz (leche en la que dibujamos formas con colorante y jabón). Los niños ayudaban a mezclar ingredientes, una vez preparados los metimos en una caja para enviarlos por mensajero.

Terminado el taller, ya había oscurecido y salimos a buscar las chuches por todo el pueblo.





A la vuelta nos esperaba una sorpresa, las brujas estaban en la plaza preparando su poción, con los ingredientes que les habíamos enviado, pero pedían nuestra ayuda para completarla. Entregaron a cada niño una tarjeta, en las tarjetas aparecían diferentes 
ingredientes, (pelo de rata, tripas de zombi, dedos de momia…)



Debíamos entrar a oscuras a la casa del terror e ir metiendo la mano en diferentes agujeros y adivinar que ingrediente en cuál de ellos se hallaba el ingrediente que nos había pedido. En definitiva, pasar un rato entre divertido y terrorífico ya que tocan cosas que no saben lo que son y la imaginación juega malas pasadas.


Para terminar la noche las brujas repartieron ENTRE TODOS UN POQUITO DE SU POCION

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TALLER DE ADORNOS NAVIDEÑOS



Todos hemos quedado sorprendidos y hemos admirado las guirnaldas de flores con que han sido adornadas cerca de 70 farolas de nuestras calles, el parterre de la salida a Zaragoza y el gigantesco árbol de Navidad en El Plegadero. Pero no todos sabéis cómo surgió ese proyecto, cómo se ha planificado y ejecutado, cuánto material se ha utilizado, cuántas personas han colaborado, cuántas horas y días han dedicado a su realización….

Os vais a sorprender y creo que merece la pena informaros al respecto. Para ello me puse en contacto con la  coordinadora y artista central del proyecto, Mª Teresa Alcubierre.
Me dice que, en realidad, la idea original surgió el año pasado  al proponer la Alcaldesa Olga la idea de formar un gran árbol de navidad con material reciclado como botellas de plástico, tetrabriks… La idea gustó y se pusieron a trabajar en ella improvisando los pasos sobre la marcha y  apremiadas por el tiempo para ejecutarlo. Pero se empeñaron y lo consiguieron dando una gran sorpresa a todos.
Quedaron muy satisfechas de la obra y guardaron los materiales con la idea de volverlo a montar este año. Pero al retomar el tema ya en verano empezó a pensar en algo que lo mejorase y ampliase a otras zonas y calles del pueblo. Y, ¡eureka!, surgió la idea de las guirnaldas de flores de plástico en colores y colocarlas en las farolas de las calles.
En cuanto vio factible el proyecto y la aceptación y respaldo del Ayuntamiento se empezó a organizar  la recogida de botellas de plástico transparente y de tetrabriks por parte del Ayuntamiento y se informó a todas las mujeres para que colaborasen en el proyecto.
A mediados de octubre se montó el taller en un local de las escuelas viejas y se empezó a trabajar todas las tardes de lunes a viernes y de 5 a 8. Los primeros días fueron de aprendizaje y organización de las tareas a realizar: corte de cada botella en 3 partes diferentes, manipulación de cada parte para realizar los pétalos, el pistilo y el tallo de cada flor, ensartarlas luego para montar la guirnalda…
 Una vez explicadas  las pautas y las fases del montaje ya empezó el taller a trabajar cada día y unas enseñaban a otras, pues la asistencia podía variar cada día en función de las situaciones personales ya que han sido unas 30 mujeres las que han colaborado en el proyecto.
Mª Teresa se encargaba de pintar por la mañana los pétalos que le habían recortado el día anterior y los dejaba disponibles para que  fueran montando cada flor por la tarde. La tarea se iba realizando en un clima muy relajado y distendido compartiendo la repostería que una u otra llevaba para acompañar al café con leche de la merienda.
Se han adornado 70 farolas con una guirnalda  de 18 flores cada una, es decir: 1.260 flores. Para ello han requerido  cerca de 2.000 botellas cortadas en tres partes y recortando a su vez cada pieza.
Para el árbol se ha hecho una estructura metálica nueva en forma de mecano  piramidal sobre el que  se ha colocado una manta  de celulosa trasparente. Sobre esa manta se ha colocado una  malla de gallinero para facilitar la  fijación de los adornos que han consistido en tiras alternas de tetrabriks y bandas de flores de colores más las líneas de iluminación. Unos 1.000 envases de tetrabriks recortados y 900 botellas de plástico se requirieron para adornar el  árbol. Tanto el  montaje del árbol,  harto complicado, como  la instalación de las guirnaldas en las 70 farolas fue realizado por  los empleados municipales Alfredo y Dani con gran meticulosidad.
El material del año pasado se aprovechó para enriquecer los adornos transversales de las calles.
Cuando el día 8 de diciembre se inauguró la iluminación del árbol navideño gigante y las guirnaldas de las farolas Mª Teresa y  ese grupo de una treintena de mujeres colaboradoras vivieron sin duda unos momentos de alegría y satisfacción  muy especial. Alegría y satisfacción que revivieron en la comida en La Plana  obsequiadas por el Ayuntamiento y el agradecimiento  de todos que les queremos transmitir desde esta líneas.



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TALLERES PARA NIÑ@S

Estas Navidades Culturales han sido muy completas sobre todo para los niñ@s, ya que se han realizado diversos talleres y actividades desde la Biblioteca; para fomentar la lectura.
En el taller de botas de Navidad hicieron los niños con fieltro su propia bota para colgarla en el árbol y así Papa Noel o los Reyes Magos se la llenen de caramelos.
También hicimos la lectura del ¨Cuento de Navidad¨ con taller de cartas a los Reyes Magos y Papa Noel y las metieron en sobres que ellos mismos decoraron en forma de reno.
Otro miércoles se representó el cuento ¨El cascanueces¨ con títeres de papel, en la que se divirtieron muchísimo, después se hizo con una pinza de la ropa el propio protagonista del cuento; hasta los más pequeños lo pintaron y pegaron ¡genial!
El miércoles de los Santos Inocentes vino la profesora de inglés que les da por las tardes a leer varios cuentos en inglés y se las ingenió para que todos colaboraran en la representación de los personajes de cada uno; todos participaron y se lo pasaron súper bien!.
Y pasadas ya las Navidades pero porque no se pudo antes, nos visitó la escritora de maravillosos cuentos infantiles; Sandra Araguás: nos contó un montón de cuentos cada uno de una forma: cantados, imitados, representados, y todos ellos con la colaboración de  los niñ@s y padres; nos quedamos embobados de lo mágicos y divertidos que eran. Cuando terminó nos firmó sus libros. Así que todo el que quiera leer alguno de ella o de otros escritores tan solo tiene que visitarnos a la Biblioteca Pública de Robres que con mucho cariño le recibiremos.