La Charanga de Robres
35 AÑOS POR LAS CALLES Y LOS ESCENARIOS DE LOS PUEBLOS DE ARAGÓN Y MÁS
ALLÁ.
Roberto Serrano Barrio
Hoy ya se
puede decir que la Charanga de Robres ha bajado el telón, ha dado fin a 35 años
de actividad que podríamos calificar como febril, porque mirando con
perspectiva lo que han hecho estos músicos aficionados de nuestro pueblo merece
la pena ser puesto en valor. Primero porque también ellos han llevado el nombre
de Robres a rincones insospechados dejando un buen sabor de boca y en muchas
ocasiones buenas amistades. En segundo lugar porque estas dotes musicales
cultivadas en la postguerra son casi un milagro, tanto en su origen como en su
tardío ocaso. La música tiene algo de mágico, de terapéutico, de vital, pero
los componentes de la Charanga de Robres también. No es raro que juntos hayan
dado tantas alegrías, tantos años de buenos ratos, para ellos mismos y para
quienes les han escuchado, que no han sido pocos. Merece la pena que no sean
pasto del olvido y por ello este documento escrito.
No son
muchos los datos precisos que se conservan de esta larga trayectoria de 35
años, pero los que se conservan son realmente sorprendentes. Los iremos
desgranando a lo largo del artículo y complementando con otras fuentes de
información.
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LOS
ORÍGENES
Ya en el
número 3 de nuestro periódico, allá por el año 1989, se recoge la creación de
la Charanga de Robres y se fija en el año 1980, con motivo de la recuperación
del Dance de Embajadores de Robres y la necesidad de acompañar musicalmente al
mismo. Charanga y Dance vivirán en paralelo unos cuantos años; fueron el uno
para el otro esenciales. Esta convivencia fraterna se alargó hasta que las
gaitas pudieron sustituir a la charanga, corría el año 1996; en el 95
interpretaron la música del Dance los gaiteros de la escuela municipal de
Zaragoza, entre los que estaban los gaiteros de Robres, la Charanga
(representada por Jaime Villafranca, Mariano Tolosana y Lorenzo Serrano) y el
coro parroquial. A partir del noventa y seis el Dance pasaría para ellos a un
segundo plano. Lógicamente, la actividad de la charanga se fue intensificando y
separando del Dance para cobrar vida propia.
En
aquellos momentos, los orígenes, componían la charanga: Fernando Luna, Pascual
Gracia, Óscar Brosed, Wenceslao Brosed, Ángel Luna , Mariano Tolosana, Ignacio
Torralba y Antonio Serrano, contando con el apoyo esporádico de Antonio y
Mariano Luna. Mencionaremos a Lorenzo Serrano que acompañaba al grupo cuando
había que interpretar el Dance de Robres.
Fernando
Luna se convirtió en esos momentos en el motor de esta iniciativa; su amor por
la música, su entusiasmo y dotes de liderazgo hicieron que a pesar del intento
fallido entre 1961 y 1964 (se puede consultar también el número tres de nuestra
revista) retomara su pasión por la música con más fuerza que nunca e impulsara
esta iniciativa en 1980.
LOS
COMPONENTES
Ya hemos
hablado de los primeros componentes de la Charanga de Robres pero a lo largo de
sus 35 años han pasado muchos músicos y algunas cantantes por sus filas. Lo
cierto es que será muy fácil dejar de nombrar a alguno, pero estos son todos
los que en la charla conseguimos recordar: Valentín Pisa, Santos, Jaime
Villafranca, Adolfo Martínez, Saturnino Sanagustín, Faustino Sanagustín,
Alfonso Bernalte, David Elbaile, Octavio Burguete, Lorenzo Burrel, Pedro
Revuelta, Úrbez Marco y José María Bretos. Añadimos también a las mujeres que
en los últimos años del grupo pusieron su voz al servicio del grupo: Hilenia
Maza, Sandra Serrano y Laura Garcés.
Algunos
otros actuaron con la charanga a lo largo de estos años pero lo hicieron de
manera esporádica, puntual, y su paso por el grupo fue efímero.
ETAPAS Y
NOMBRES
La
primera etapa del grupo estuvo marcada por la clara idea de ser una charanga
para animar fiestas y eventos como romerías, carnavales, manifestaciones u
otros en los que participaron. En ese primer momento siempre fueron conocidos
como la Charanga de Robres que a la postre ha sido el nombre con el que siempre
se les ha recordado, tanto en casa como fuera de casa.
También
en esta primera etapa hubo un intento de cambiar el nombre y nombrar el grupo
como Orquesta Platería II pero no cuajó, quizá porque el objetivo del grupo en
estos inicios nunca fue ser una orquesta para animar el baile, sino ser
charanga para animar la calle.
Esta
primera etapa podría tener su fin con la pérdida de Fernando Luna, que
desgraciadamente para el grupo, murió en accidente de tráfico en el año 1988.
Hasta ese momento Fernando había sido el alma y el coordinador del grupo, el
que conseguía, gracias a su amplia red de relaciones, el mayor número de
actuaciones. Todo en base a acuerdos verbales. Su muerte fue un duro varapalo
para el grupo pero el gusanillo de la música y el impacto que el grupo ya había
conseguido en la región siguieron actuando cual corriente de agua que arrastra
lo que pilla y el grupo consiguió resistir la pérdida. En este momento fue
clave para esa continuidad la incorporación con un alto nivel de compromiso de
Jaime Villafranca y Adolfo Martínez que ya habían colaborado puntualmente con
la charanga en algunas ocasiones.
En estos
primeros años hasta la muerte de Fernando el grupo había llegado a actuar 54
veces en un año, el año 87, y haber realizado un máximo de 18 actuaciones en un
mes, septiembre de 1988.
Esta
primera etapa se caracterizó por ser robresinos prácticamente todos los músicos
y por suponer el lanzamiento del grupo y la puesta en escena en toda la
provincia y en toda la comunidad autónoma.
Las bases
sentadas en la primera etapa y la incorporación de Jaime y Adolfo como ya se ha
señalado, marcaron el inicio de una segunda etapa, quizá las más fructífera
como demuestran los datos reflejados en la artesanal base de datos construida
por Lida Barrio. En el año 1993 hay registradas 74 actuaciones, que para un
grupo de estas características y dados los trabajos que muchos de ellos tenían,
era un porcentaje elevado de días al año. Ese registro es el más elevado de
todos los que hay anotados y es por ello que podemos hablar de la etapa más
fructífera. Esta segunda etapa además de por la consolidación del grupo se
caracteriza porque ya empiezan a formar parte del grupo músicos que no son de
Robres, aunque sean muy cercanos al pueblo y a los integrantes de la charanga.
Del año
1994 al año 1996 el grupo desciende el número de actuaciones de manera
considerable realizando 33 actuaciones en el 95 y sólo 14 en el año 96. Este
momento tiene que ver con otro duro golpe para el grupo y es el abandono de
Jaime Villafranca y Adolfo Martínez que prefieren continuar por su cuenta. Esto
supuso una crisis importante de la que el grupo tardaría un poco en recuperarse
y con su marcha daría fin lo que podríamos considerar la segunda etapa.
La
tercera etapa tiene que ver con la reconstrucción del grupo gracias a las
incorporaciones de José María Bretos y Faustino Sanagustín, principalmente
(habría otras, pero no tan significativas desde mi punto de vista). Hasta el
año 1998 no volvería el grupo a recuperar una actividad más acorde con su
historia pasada llegando a realizar 41 actuaciones y marcaría un nuevo récord
en el mes de septiembre de 1999 con 19 actuaciones en un mes, casi al nivel de
una orquesta profesional.
José
María Bretos se incorporó al grupo con tan solo 17 años, allá por el año 1996 y
no abandonará el grupo hasta su disolución, siendo hasta el final uno de sus
pilares fundamentales. Coincidió con Faustino Sanagustín que tenía una amplia
experiencia musical y fue un puntal importante en el comienzo de la tercera
etapa.
En esta
etapa, la más larga, en la que ha primado la estabilidad, es necesario destacar
que José María Bretos se fue haciendo con la batuta del grupo, debido a su
formación musical, a su juventud, a su talante y a su fidelidad a este grupo.
Siendo elevada la diferencia de edad que le separaba del resto de componentes
del grupo y que a priori podría haber supuesto una dificultad, desde el
principio encajó como pieza de puzzle y fue creciendo con ellos hasta la
disolución del grupo.
Como se
ve esta etapa última fue larga y trabajosa, estable a pesar de los cambios,
desde el noventa y seis hasta el dos mil dieciséis, en resumen: nuevos
componentes, constituirse como asociación musical, contratos a través de
representantes, repertorio adaptado al nuevo nicho de trabajo, las exigencias
de la SGAE... han sido 20 años de un éxito mantenido y controlado (no quisieron
asumir más de lo que asumieron, aunque habrían podido hacerlo) .
Podemos
poner un final preciso a la tercera etapa y por tanto a la historia de la
Charanga, el 16 de septiembre de 2016 en Esquedas, como se puede ver en el
programa de fiestas de dicho municipio: “00:00 horas.
Sesión de baile amenizada por el grupo NUEVA ORQUESTA (¡estamos de estreno!),
en la que habrá concurso de disfraces. En el intermedio y como es tradición
jugaremos al bingo.”
Está claro que los organizadores no sabían que esta iba a
ser la despedida y no el estreno de la Nueva Orquesta.
Mención
especial: A pesar de los cambios acontecidos en los 35 años, en los que se
incorporan muchos músicos que no eran de Robres, el grupo siempre sigue
vinculado a Robres gracias a la incombustibilidad de Ángel Luna (hasta su
fallecimiento), Mariano Tolosana, Ignacio Torralba (fallecido más
recientemente) y Antonio Serrano (que siguió contando con la colaboración de su
esposa, también hasta su fallecimiento, para llevar registro de todo lo que
iban trabajando) que permanecieron y permanecieron sin perder la ilusión, a
pesar de sufrir pérdidas importantes, abandonos significativos y momentos
complicados. Estos hombres han sido los que han amarrado con fuerza la historia
de la Charanga de Robres a Robres y se han convertido en su eje vertebrador;
sin su continuidad la historia habría sido muy diferente y hoy no hablaríamos
de la Charanga de Robres. Quizá la muerte de Ignacio Torralba y la edad que ya
tienen los que han superado todas las pruebas fueron los motivos principales
para dar fin a esta dilatada experiencia humana y musical.
EL
REPERTORIO
No es
cuestión de hacer el listado de todo lo que han tocado pero sí hacer algunas
observaciones. El repertorio de los primeros años y de la primera etapa, así
como de la segunda, varía muy poco, porque todo él es un repertorio para
charanga: “si ta pillao la vaca jodete”, “La Mari Carmen no sabe coser”, El
Tablón”, “El prisionero”....
Este
repertorio se incorporó a la orquesta, es decir, que en la segunda y tercera
etapa cuando ya se atrevían con el escenario y no solo con la calle, pasó a ser
también repertorio de baile, pero se dieron cuenta de que había que modificar,
ampliar, ajustarse a lo que un público más joven pedía y se fueron incorporando
canciones del verano y otros éxitos del momento gracias a los arreglos de
varios de los componentes pero en especial de José María Bretos.
Otra
parte importante de su repertorio, como ya hemos mencionado fueron los dances y
digo los dances porque además de tocar el de Robres también acompañaron a los
danzantes de Huesca en su sonado viaje a Roma allá por el año 1985. Fue un
hecho histórico para el Dance de Huesca, para la ciudad de Huesca y como no, para
la Charanga de Robres. Fue el momento más álgido del grupo en su primera etapa
y uno de los más importantes de toda su trayectoria.
“A la
hora que transmito esta crónica, las diez y media de la noche, la Charanga de
Robres se encuentra ensayando el himno laurentino en los salones del hotel”
Rafael Ayerbe Santolaria, Nueva España. El periódico de Huesca. 24 de abril de
1985
“Finalmente
los danzantes ejecutaron nuevamente sus bailes en la plaza cantando una jota
Carlos Sabando, en todo tiempo con la incansable actividad musiquera de la
Charanga de Robres” Rafael Ayerbe Santolaria, Nueva España. El periódico de
Huesca. 25 de abril de 1985..
INSTRUMENTOS
E INTENDENCIA
Relacionado
con el tema de las etapas y de los instrumentos habré de decir que la primera
etapa y parte de la segunda se caracteriza por ser una música instrumental
completamente, la música por las calles no permitía otra opción, toda la música
que se tocaba era interpretada en vivo y en directo por los instrumentos
típicos de una charanga: saxo alto y tenor, trompeta, bombo, caja, platillos
(una mención especial al clarinete que lo incorporaban para acompañar el
dance). Con el cambio a la fórmula de orquesta y el hecho de tener que
adaptarse a una música para bailar, la charanga tuvo que aprender a tocar sobre
una base musical, cosa que ya hacían otras orquestas, pero que a ellos les
costó un poco porque sentían que traicionaban la verdadera música. Esta fue una
de las cuestiones más importantes que el cambio de guión les exigió y que
terminaron asumiendo para seguir disfrutando del escenario y para seguir
haciendo felices a los bailarines y bailarinas de los pueblos.
Ya hemos
nombrado algunos instrumentos, los típicos de charanga a los que habría que
añadir, la batería, el teclado, el trombón de varas y las voces cuando
trabajaban como orquesta.
La
infraestructura que ha utilizado el grupo ha sido siempre muy modesta, aunque
como en todas las iniciativas convenía ir actualizándose. Si al final acabaron
con un equipo de luces con varias torres y con un equipo de sonido que aunque
antiguo era de calidad fue debido a ese afán por ir adaptándose a los tiempos,
a las exigencias del mercado del ocio, de los festejos populares. Y todo el
equipo terminó siendo transportado en un camión propiedad de la Asociación
Musical. ¡Quién les iba a decir cuando empezaron que terminarían comprando
hasta un camión para el transporte del material si antes se habían apañado con
el cuatro latas de Mariano, con un carro pequeño enganchado al coche de Ignacio
o con la furgoneta de Ignacio!. Cuando ya hubo que pensar en la batería, en el
teclado, en la mesa de sonido, en los altavoces, en los micros y en los pies de
micros, en las luces... la cosa se empezó a complicar y el espacio a escasear.
El primer recurso fue comprar una primera furgoneta que luego cambiarían por el
camión y que siempre condujo alguno de ellos después de recoger todo el
montaje. No crecieron hasta el punto de tener equipo de montaje o de sonido,
todo corría a cargo de los músicos que al final de la sesión se convertían en
equipo de desmontaje, como antes de la sesión lo habían sido de montaje y
además tenían que conducir de vuelta a casa con horas de sueño pendientes. Y
casi con toda seguridad teniendo que enganchar al día siguiente en sus tajos
particulares.
Un
sobreesfuerzo que afortunadamente nunca les costó ni el más mínimo accidente, a
pesar del cansancio, el sueño y los kilómetros, todo ello compensado y
estimulado por la alegría y el disfrute de haber llevado alegría y haber hecho que
los de tal pueblo disfrutaran de las fiestas como locos.
ACTUACIONES
DESTACADAS
La
relación de pueblos por los que han pasado en estos 35 años sería muy larga
(Zuera, Gratal, Canfranc, Valfonda, Tormos, Sesa, Tramaced, Almudévar, Monstesusín,
Valsalada, San Jorge, Montmesa, Curve, Lanaja, Binéfar, Grañén, Sodeto,
Chimillas, Usón, Bespén, Torralba...) . Destacaré, porque así lo hicimos en la
charla que mantuvimos, algunos de aquellos lugares que les fueron fieles, que
durante muchos años contaron con su música, lugares a los que ellos volvían con
satisfacción y de los que guardan un grato recuerdo: Undués de Lerda, Gurrea de Gállego, Villanueva de Gállego, Embún,
Ayerbe, Bolea, Plasencia y el Cobertizo, Poleñino, Estada... Pero también
llegaron a tocar en Italia, en Francia, en pueblos de Cataluña, de Castilla
León y de Castilla La Mancha.
Les
pregunto por aquella que elegirían como actuación memorable porque el público
les ovacionara, o les pidiera bises sin parar o porque la plaza estaba
abarrotada y no era nada pequeña y les viene a la mente de manera rápida la
actuación que hicieron en un pequeño pueblo de Soria, Los Villares de Soria,
donde la plaza que era bastante grande y estaba llena a rebosar. Fue un quince
de mayo, fiestas en honor de San Isidro de mediados de la primera década del
siglo XXI. La gente bailó hasta la extenuación. Recuerdan que cuando dejaban la
plaza ya de madrugada la furgoneta tenía que avanzar muy lentamente para salir
de allí porque el acúmulo de vasos de plástico y de basura que el público había
dejado era muy abundante. Aquella noche el público pidió “otras” hasta agotar a
los músicos, cosa que no parecía fácil.
Sin
extenderme diré que mis recuerdos me hacen interpretar que el viaje a Roma fue
para ellos una gran experiencia aunque no fuera, estrictamente una de sus
mejores actuaciones.
No
podíamos dejar de hablar de las malas experiencias aunque en realidad se quedan
con la sensación de que no han quedado mal en ningún sitio, que prácticamente
han dejado con buen sabor de boca en todos los lugares por los que han pasado.
Dos excepciones: la primera en Villanueva cuando durante un pasacalles uno dijo
que esa no era Charanga para actuar en Villanueva; la reacción fue tan airada
que a punto estuvieron de marcharse y el ambiente se tensó y permaneció así
toda la actuación. La segunda, y ya no recuerdan más, fue en Costean: tenían
que empezar a tocar después de cenar, la gente hizo una sobremesa muy larga y
empezaron a llegar al baile sobre las tres; entonces la junta les pidió que se
quedaran hasta las 6 y ellos les recordaron cuáles eran las condiciones del
contrato y que llevaban tocando desde la hora convenida y terminarían a la hora
convenida.
Tocar
tocaban por placer, porque disfrutaban y de paso añadían a sus economías particulares
un suplemento. Empezaron tocando por la cena y terminaron firmando contratos
con empresas dedicadas al espectáculo como hemos narrado antes. Pero en la
época de los contratos verbales más de una tocata se quedó sin ser cobrada o
mejor sin ser pagada, esos fueron los momentos más desagradables, tener que
reclamar lo acordado y no recibirlo nunca. Aún hoy llevan cuenta de tres
actuaciones que no pudieron llegar a cobrar, se han quedado bien marcadas en su
memoria y también cuentan como momentos desagradables en su trayectoria.
MOMENTOS
MEMORABLES Y ANÉCDOTAS
Empezaremos
este último apartado del artículo por recordar algo que se vivió como una
hazaña ya que supuso cinco días seguidos fuera de casa y que los pasaron entre
el albergue, el coche y los escenarios. La maratoniana jornada empezó en Jasa
con sesión de baile nocturna, después de recoger emprendieron viaje a Undués
donde estuvieron dos días a plenos rendimiento con sesión de baile tarde y
noche y con pasacalles; después de Undués se dirigieron a Bailo para hacer
también sesión de baile y por último a Viella donde después de recoger
emprendieron viaje de vuelta para llegar a casa bien entrada la mañana. Fueron
cinco días seguidos fuera de casa, con sus cinco noches, y aprendieron que
nunca más repetirían esa experiencia por lo que suponía de estar tantos días
fuera de casa, pero también porque el cansancio acumulado les hacía estar
irascibles y discutir ya al final por cualquier tontería.
En Torres
de Alcanadre, una de las primeras veces que hacían sesión de baile, al tocar la
Dolores, se quedaron cortados, silenciados, a la mitad, se les notaba que
faltaba experiencia en esta nueva modalidad, pero ya eran muchos años de
recorrido para arredrarse. El público enmudeció, murmuró, pero ellos se repusieron
pronto al descalabro y pudieron reconducir la situación y dejar bien alto el
pabellón.
En
Setiles, pueblo de Guadalajara, un año les tuvieron que dejar ropa porque hacía
un frío helador, pero mientras la mayoría del grupo consiguió ropa adecuada
para no desentonar mucho con lo que llevaban, pareciendo ir todos uniformados,
hubo dos componentes a los que les tocaron piezas muy coloridas y fueron dando
la “nota” o el “cante” todo el pasacalles. Entre ellos no paraban de reírse de
la facha de los compañeros coloridos lo que dio a alguna que otra nota fuera de
lugar.
En una
actuación como charanga en Sabadell, en la que después de reunirse todos en un
punto eran trasladados en autobús al lugar donde iba a tener lugar el
pasacalles, tuvo lugar una anécdota de las que recuerdan entre risas. El
recorrido del autobús no debía ser corto porque hizo una parada. Uno de los
componentes del grupo bajó sin avisar y se entretuvo orinando en los
alrededores; cuando se dio cuenta el autobús había arrancado. No tuvo más opción
que parar un coche particular y pedirle que siguiera al autobús porque nadie se
había dado cuenta de que no estaba en el autobús y el autobús no paraba. Al
final los miembros de la charanga al ver la conducta del coche que les seguía
se dieron cuenta de la situación y el pidieron al conductor que parara.
Las
visitas a Gurrea de Gállego eran muy habituales y la charanga era como de casa,
había mucha familiaridad. Una de las mañanas de la fiesta se celebraba
almorzando las típicas migas. Dada la confianza, uno de los componentes del
grupo llevó un saco de melones, era la época y los melones era de cosecha
propia. Ni corto ni perezoso uno del pueblo que estaba comiendo migas viendo la
abundancia de melones quiso llevarse un par para casa, sin suerte, porque al
saco de los melones no le quitaban ojo, eran melones para repartir en el
almuerzo y no en una casa particular.
Al pueblo
de Monchales, Guadalajara, acudían dos veces al año, una en mayo para la
celebración de San Pascual Bailón y otra en septiembre para celebrar la fiesta
mayor en honor de Nuestra Señora de los Remedios. En esta celebración por la tarde la charanga recorría las calles del pueblo. Se
paraba el recorrido y se rezaba el rosario y luego volvía la charanga con el
pasacalles. En ese pueblo les llamó la atención la procesión, se sacaba a la
Virgen de los Remedios en andas y se hacía un recorrido por las principales
calles del pueblo. Una vez terminado el recorrido, en la plaza se procedía a
hacer una subasta de los brazos de las andas, para entrar la Virgen a la
Iglesia. Los que más pujaban entraban la Virgen a la Iglesia. Costumbres
curiosas que llamaron poderosamente la atención y que no han visto en otros
lugares.
También la fiesta del caracol en Lérida ha sido uno de los
eventos sorprendentes para ellos, una fiesta gastronómica que empezó siendo una
comida entre amigos y terminó siendo uno de los eventos gastronómicos del país
que más gente reúne. Lo amenizaron durante varios años, cuando su fama iba en
aumento.
No cabe duda de que han conocido muchos lugares, muchos
tipos de fiestas y muchas costumbres que han dejado honda huella en su
recuerdo. Podrían construirse leyendas en torno a las miles de anécdotas y
aventuras vividas en estos treinta y cinco años, pero con esta pequeña muestra
es más que suficiente para dejar patente lo vivido.
Me quedo con la idea de que después de treinta y cinco años
tienen la sensación de haber dejado buen sabor de boca en todos los lugares por
los que han pasado.
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